martes, 1 de septiembre de 2009

EL PUÑETERO VIRGI

El puñetero Virgi viste traje negro y sombrero; habla y la voz se le cose al pecho como un ancla oxidada. Son sus ojos mar y nostalgia de futuro. Te encontrará en cualquier calle, en cualquier bar y Luarca, en ese preciso instante, será tan grande que no habrá horizonte que lo abarque. Virgi siempre te encuentra. No trates de resistirte, toma la cerveza y que te cuente, deja que sus palabras se metan en tu alma. No esperes bellos romances, ni barcos perdidos, ni peces de colores. Escucha. Tienes delante a un ser humano, sólo eso, tan pequeño, tan grande... No busques más, eso es él.
Buscabamos a Max Estrella. Por un momento pensamos que era absurdo ir tan lejos en su búsqueda. Te reconocimos, Virgi, era tu andar, eran los pasos dados, era tu mirada llena de lucidez. Alguien me dijo que estaba equivocado. "¿Tú crees que Virgi se dejaría robar la cartera?". Dudé y, por un momento, pensé que todo mi razonamiento se había venido abajo. Hoy, pasado un pequeño tiempo, creo que tú eras Max Estrella, que sólo se deja robar la cartera aquel que no la tiene aprecio. Tú eres de esos, de esos que se dejan, no sólo la cartera, sino el alma en cada frase ,en cada ostia de la vida, en cada alegría y en cada lágrima. Porque creo, sin duda, que tú eres un ciego que lo ve todo por haber visto demasiado, porque ciego no es el que no puede ver, amigo.
Este es mi homenaje sin pretensiones. Sólo la manera de decirte que sería bonito arrugarme como tú lo haces: dejando intacta el alma. No son mis palabras, son los ojos de aquella mujer que te paró por la calle sólo para decirte que eres una buena persona, que debiera haber muchos "Virgis" en el mundo. Sí, ya ves, quiero ser como tú, aunque me dirías que estoy loco. Tú tambien lo estás, puñetero Virgi, y... ¿quien desea ser cuerdo en esta puñetera locura?. Hasta pronto, Max.